Columnas
Los Pumas: la ilusión que me condena
En un fin de semana pletórico de gran rugby, con partidos que quedarán en la historia, Los Pumas vencieron a los Dragones Rojos en un emocionante match.

“El fin de semana más importante de la historia del rugby” anunciaban algunos medios, y tenían razón. La inolvidable fecha de los cuartos de final de esta Copa del Mundo comenzó con Los Pumas enfrentando a Gales el día sábado, en el mediodía argentino, en el Stade Velodrome de Marsella, que presentaba un lleno casi total, con una multitud de argentinos que se hicieron sentir por sobre las hordas de galeses que también atestaron el moderno estadio marsellés.
El equipo formó de la misma manera que frente a Japón, con la excepción de la inclusión obligada del santiagueño Facundo Isa por el lesionado Pablo Matera, y el ingreso del medioscrum Tomás Cubelli, que por elección del head coach Michael Cheika reemplazó a Gonzalo Bertranou, que esta vez no estuvo en los planes del australiano.
El partido comenzó con un Gales mejor plantado; cuando a priori se esperaba que el juego de los británicos fuese más táctico, y se basara en colocar kicks para que sus buenos backs Louis Rees-Zammit, Josh Adams y Liam Williams los disputaran, el Dragón sorprendió con un juego desplegado, de traslado manual hacia las puntas (Japón había utilizado esta estrategia), que ocasionó daño, llevando peligro a un equipo nacional que no pudo adaptar rápidamente su estructura defensiva a esta situación. No obstante, el primer try de los dirigidos por Warren Gatland vino tras una penetración del gigante George North por el centro de la cancha, que terminó con el apertura Dan Biggar apoyando debajo de los postes. Iban 14 minutos del primer período.

Minutos después, ocurrió una situación un tanto curiosa, cuando el referee sudafricano Jaco Peyper debió ser reemplazado por su asistente, el inglés Karl Dickson; tras haber recibido un golpe fortuito que lo imposibilitó de seguir dirigiendo el partido, Peyper les comunicó a los capitanes Montoya y Jac Morgan que no podría continuar y se retiró del campo de juego.
A los 20 minutos, con un kick de Dan Biggar, Gales se ponía en ventaja 10-0. Además del resultado adverso y la seguidilla de penales, a los 30 minutos Los Pumas debían lidiar con la baja de Santiago Chocobares, quien tras un golpe en la cabeza, tuvo que ser reemplazado por protocolo por el histórico Matías Moroni.
La Argentina se mantenía en partido con sendos kicks de Emiliano Boffelli, a los 38 y a los 40 minutos, y así cerraba la primera etapa, con Gales mejor en el trámite, y dominando también en el marcador, por 10-6. El mayor déficit del seleccionado se encontraba, otra vez, en el aspecto defensivo, habiendo completado solamente el 71% de los tackles durante el primer tiempo.

El segundo período inició con dos penales tempraneros del rosarino Emiliano Boffelli, uno de ellos desde 55 metros, con los cuales Los Pumas pasaban al frente por 12 a 6. A los 56 minutos el ingresado Tomos Williams, tras una avivada, rompió la defensa puma, y tras la conversión de Biggar, el trámite favorecía a los de rojo por 17 a 12. El tanteador volvía a cambiar de manos.
Los corazones argentinos se paralizaron a los 63 minutos cuando tras una vehemente limpieza de ruck, Guido Petti impactó con su hombro en la cabeza de Nick Tompkins. Tras la revisión del TMO, que confirmó el contacto, el argentino no fue sancionado por el árbitro. Karl Dickson entendió, correctamente, que no había sido una acción de juego digna de ser penalizada (aunque probablemente sea revisada posteriormente): “no todo contacto en la cabeza es juego desleal” es lo que le explicó el inglés al capitán Jac Morgan, ante el reclamo de este.
Continuado el encuentro, el aire fresco para Los Pumas llegó desde el banco; ya no se estila más el término suplente, sino que se usa el anglicismo “finishers”, es decir, jugadores que por cuestiones estratégicas no ingresan desde el inicio, sino que lo hacen por lo general en los segundos tiempos, con la intención de generar determinado impacto. Tal fue el caso de Joel Sclavi, que ingresó a los 66 minutos por el joven Thomas Gallo (incluido en el XV ideal de la fecha por la prensa especializada), junto a Agustín Creevy, que lo hizo por el capitán Julián Montoya. Tan solo un minuto después, el pilar formado en Pueyrredón de Mar del Plata, tras una jugada proveniente de un line y maul, se llevó puestos a los defensores rojos y marcó su try, convertido por Boffelli, que ponía el score 19 a 17.

Los Pumas se habían entonado apoyándose en su muy buena obtención (7/7 en scrums y 10/10 en los lines), en un maul que a esta altura es un gran arma ofensiva y en la clase y jerarquía de Boffelli (7/8 en envíos a los postes), quién no brilló en ataque, pero si anotó en momentos cruciales. Gales sentía el cansancio por el rigor que imponían los albicelestes. Su estandarte y conductor, el gran Dan Biggar, se iba reemplazado, extenuado por la presión y los golpes que recibió por parte de los perros de presa argentinos.
A los 73 minutos vino una de las jugadas que quedará en la retina de los seguidores de Los Pumas: tras un punzante ataque de los dinámicos backs galeses, que ingresó hasta lo más profundo del campo puma, la joven estrella Louis Rees Zammitt, se lanzó hacia el ingoal; en ese momento surgió, como un verdadero puma al que su presa no ve llegar, la ingente figura de Matías Moroni, que de manera providencial evitaba la caída del ingoal argentino, barriendo de la cancha al adversario. Tute encarna el arquetipo del jugador argentino: tiene entrega, coraje y siempre da la cara; esta vez no fue la excepción.
El score mostraba que Gales continuaba en partido; solo dos puntos los separaban de Los Pumas y el reloj indicaba que aún quedaban minutos por disputar. La defensa argentina, mucho mejor organizada que en el primer período, resistía los desesperados embates, liderada (¿cuando no?) por el roble concordiense Marcos Kremer, que con varios tackles dominantes aportó su característica intensidad. Los Pumas mostraban el crecimiento en el aspecto mental que han tenido en esta copa; luego del traspié con Inglaterra, en los partidos subsiguientes, supieron fortalecerse y reponerse en los momentos adversos.
En un lanzamiento ofensivo, el equipo británico intentó una jugada preestablecida; el ingresado joven apertura Sam Costellow lanzó un pase que fue interceptado por el atento Nicolás Sánchez, otro de los históricos que ingresó desde el banco, que corrió 50 metros para zambullirse en el ingoal galés y luego con su patada cerrar la jugada de 7 puntos. A veces discutido, la carrera y los números de Sánchez hablan por sí solos: es el máximo goleador de la historia puma, quién más puntos ha anotado en mundiales para el elenco argentino, y el protagonista de varios hitos del seleccionado nacional.

Cuando agonizaba el partido, el Cachorro sumó a través de un penal y puso cifras definitivas: 29 a 17 para Los Pumas.
El seleccionado nacional mereció ganar: tuvo dominio territorial y de posesión de pelota, ganó más veces la línea de ventaja y tuvo el 100% de obtención en pelotas propias, además de generarle complicaciones en la hilera al rival (solo 6/10 en lines para los dragones). Completando el análisis, además de la mencionada eficacia en las formaciones fijas, podemos señalar la gran disciplina mostrada por los argentinos, que solamente cometieron 7 penales, sin tarjetas; hubo una notable mejora en el juego con el pie; generaron 7 turnovers; Facundo Isa volvió a rendir de buena manera. Las cuestiones fundamentales a corregir son: la baja efectividad en el tackle (solo 72%, 99 tackles completados y 22 errados) y los errores de manejo, que totalizaron 10.
Por tercera vez en la historia, Los Pumas jugarán las semifinales. Viajarán a París, en donde el viernes 20/10, a las 16 horas, se enfrentarán a los poderosos All Blacks, que en un espectacular partido dieron cuenta de uno de los grandes favoritos, Irlanda, que llegaba como Nº1 del ránking, pero que nunca ha podido atravesar la etapa de los cuartos de final. La otra semifinal la disputarán Sudáfrica e Inglaterra.

Volvió la épica, el equipo contagió, se jugó y se ganó a lo Puma. Había que creer nomás. Como dice el refrán, el puma no se achica, el puma se agazapa.
Los Pumas: 1. Thomas Gallo (26m ST, Joel Sclavi), 2. Julián Montoya (capitán; 26m ST, Agustín Creevy) y 3. Francisco Gómez Kodela (15m ST, Eduardo Bello); 4. Guido Petti y 5. Tomás Lavanini (15m ST, Matías Alemanno); 6. Juan Martín González, 7. Marcos Kremer y 8. Facundo Isa (15m ST, Rodrigo Bruni); 9. Tomás Cubelli (15m ST, Lautaro Bazán Vélez) y 10. Santiago Carreras (29m ST, Nicolás Sánchez); 11. Mateo Carreras, 12. Santiago Chocobares (26m PT, Matías Moroni), 13. Lucio Cinti, 14. Emiliano Boffelli y 15. Juan Cruz Mallía.
Entrenadores: Michael Cheika, Felipe Contepomi, Andrés Bordoy, Juan Fernández Lobbe y David Kidwell.

Gales: 1. Gareth Thomas (16m ST, Corey Domachowski), 2. Ryan Elias (1m ST, Dewi Lake) y 3. Tomas Francis (25m ST, Dillon Lewis); 4. Will Rowlands y 5. Adam Beard (25m ST, Dafydd Jenkins); 6. Jac Morgan (capitán), 7. Tommy Reffell (16m ST, Christ Tshiunza) y 8. Aaron Wainwright; 9. Gareth Davies (10m ST, Tomos Williams) y 10. Dan Biggar (34m ST, Nick Tompkins); 11. Josh Adams, 12. Nick Tompkins (24m ST, Sam Costelow), 13. George North, 14. Louis Rees-Zammit y 15. Liam Williams (20m ST, Rio Dyer).
Entrenadores: Warren Gatland, Alex King, Mike Forshaw, Jonathan Humphreys, Neil Jenkins y Jonathan Thomas.
Árbitro: Jaco Peyper (Sudáfrica)
Cancha: Stade de Marseille, Marsella (Francia)
Público: 62.576 personas.