Pádel
De la ciudad satélite a Curazao
Jugó al fútbol, se enamoró del pádel y, con este deporte, se fue a sumar una experiencia a Curazao. Él es Tomás Broggi.

La pasión tricolor, el barrio en el que suena la batería a nota 1000, el rock and roll de La 25. Una pelota que rueda por los rincones y el amor por una institución con historia como el Club Social y Deportivo La Bianca. Ahí fue donde Tomás tuvo su primer contacto con el deporte, con el fútbol, pero la decisión de un entrenador fue el puntapié para un cambio de rumbo.

“Jugué al fútbol toda mi vida en el club La Bianca, hasta que un director técnico me dijo que no me iba a tener en cuenta. A partir de ahí, gracias a las invitaciones de unos amigos, comencé a jugar pádel. Si bien ya lo conocía de niño porque mi tío siempre jugaba con sus amigos y más de una vez me llevaba, no era algo del todo nuevo para mí”, contó a 3200, el código del deporte.

La sinergia con el pádel le despertó un interés mayor y, de ser solo un juego, comenzó a tomarlo de otra manera, más aún con su arraigo en La Vía Pádel. “Con el tiempo, comencé a trabajar en La Vía Pádel en la cantina y, en un año, prácticamente se convirtió en mi casa. Lo siento de esta manera hasta el día de hoy. A principios de mi segundo año, inicié poco a poco con las clases, para luego dejar la cantina y dedicarme solo a mis alumnos”, destacó.
En la entrevista, Broggi contó que también trabajó en Uruguay en Open Pádel Salto durante 5 meses y, al regresar a Concordia, continuó en el Hangar Pádel, uno de los clubes más nuevos de la ciudad. Posteriormente, dio un salto a un territorio más lejano: Curazao.

Curazao, una isla de ensueño del Caribe
Curazao es un país constituyente del Reino de los Países Bajos que cuenta con una superficie aproximada de 444 km², ubicado en el mar Caribe, en la región septentrional de América del Sur. El estado se localiza dentro del grupo de Islas de Sotavento —junto con sus islas vecinas Aruba y Bonaire—, en las Antillas Menores, a unos 50 km de la costa noroccidental de Venezuela.
En un abrir y cerrar de ojos, y en busca de un sueño, Tomás fue a sumar una experiencia más en el mundo del pádel. “El salto a Curazao se dio porque el interés que tenían en contar conmigo fue grande, las condiciones para ir fueron muy buenas y todo fue muy transparente. Estoy trabajando para un grupo que se llama ISPT (International Senior Pádel Tour), que me ayudó mucho a la hora de tomar la decisión de venir”, manifestó.

“Me encontré con una isla hermosa, donde la gente es muy amable y siempre está alegre. Hay una gran diversidad cultural y se hablan tres idiomas: holandés (oficial), inglés y español, además de un dialecto llamado papiamento”, describió.
Con respecto a su trabajo, dijo que “si bien el pádel se instaló hace apenas un año aquí, la mayoría de las personas que lo practican tienen un pasado o una relación actual con el tenis. Esto hace que a mí solo me quede explicar un poco más lo conceptual y no tanto lo técnico, marcándoles todo el tiempo que, a pesar de ser deportes similares, se juegan de forma totalmente distinta”.

“Es un desafío enseñarle a alguien que nunca haya practicado el deporte”
Tomás puntualizó cómo es como profesor y dijo que “mi cualidad más grande es la paciencia y el amor por este deporte. Mucha gente se sorprende de cómo puedo explicar muchas veces a las personas que recién comienzan. Quizás donde otros ven algo aburrido, para mí es todo un desafío enseñarle a alguien que nunca haya practicado el deporte y que pueda tener una introducción más rápida de la mejor manera. Trato todo el tiempo de transmitirles que, a pesar de ser un deporte, sigue siendo un juego”.
En este sentido, opinó que “es muy difícil verlo de esa manera, ya que vivimos en una sociedad en la que crecimos pensando que solo sirve ganar. De todas formas, trato de darles todas las herramientas para que, a la hora de jugar, tomen buenas decisiones, sean buenos deportistas, educados y que, en la derrota, quieran volver a entrenar para superarse aún más”.
Por otra parte, habló de su juego y mencionó que “actualmente en Curazao juego mucho menos que en Argentina; estoy más enfocado en la enseñanza. Aquí compito en nivel avanzado, que sería el nivel más alto de la isla. En nuestro país, estaba jugando en cuarta categoría”.

Por último, adelantó que el próximo 26 de octubre volverá a Concordia, ya que en Curazao se termina su contrato. En este marco, afirmó que “tengo expectativas altas, ya que estos meses que estuve afuera, el crecimiento fue aún mayor en Concordia. Pienso en llegar y rápidamente comenzar a dar clases”.
“Obviamente, estamos hablando con un grupo de trabajo para poder, a partir de fin de este año o comienzo del próximo, brindarles las mayores herramientas posibles a los jugadores de competencia, para tratar de impulsar a Concordia a un nivel más profesional, ya que estoy convencido de que lo que sobra es materia en la ciudad”, concluyó.