Columnas
“Que los concordienses nos contagiemos en hacer el bien”
Invitó Florencia Martínez, de la ONG “Volando Alto”. Llamó a “poner el bien común por delante”.
“Es hora de que los concordienses nos hagamos cargo de la realidad, de la ciudad que tenemos y poder hacer de que estos chicos puedan salir adelante, Si no nos ponemos a trabajar todos y poner un poquito de cada uno, esto va a seguir empeorando y estos chicos no tienen ningún futuro”, reflexionó la joven profesora de formación, voluntaria de corazón.
Florencia Martínez, o en realidad “Volando Alto” que cofundó hace 3 años con Felicitas Silva y Franco Bollini cuando decidieron “no mirar para otro lado”, fue la protagonista de la nueva columna en el programa radial de “3200, el código del deporte” sobre las instituciones intermedias que aportan su granito para una mejor Concordia.

Se trató de una propuesta para elevar la vara, ampliar la mirada y estar volando alto con la alfabetización como cimiento. Tras la entrevista, asomó una certeza: es tiempo de “dejar las diferencias de lado y poner al bien común por delante”.
Actualmente, son más de 40 voluntarios que reciben chicos de 6 a 16 años que están escolarizados y que no saben leer ni escribir. “Un chico que no tiene una mesa donde sentarse a estudiar, que vive en hacinamiento, que su cabeza está ocupada la mayor parte del día en si va a comer o no va a comer o si va a llegar a la casa y va a encontrar violencia o no, es un chico que le cuesta muchísimo más aprender”, marcó.
Una profunda vocación social
Antes de profundizar sobre la Organización no gubernamental, vale repasar qué motivó a Florencia a sumarse. “Creo que lo primero es la vocación”, respondió apenas después de la pregunta. “Vocación social que poco se habla en los colegios”, marcó luego y dijo que, “desde chica, siempre pude empatizar”.
La primera puerta que encontró abierta a esa vocación fue la escuela: “teníamos una pastoral que nos llevaban a hacer diversas actividades. En ese momento, era al hogar de niños, después al hogar de ancianos y demás”, dijo y agregó: “me fui a Buenos Aires queriendo ser médica sin frontera. Siempre, a lo largo de mi historia hubo una vocación social en todo lo que quería hacer”.

La segunda puerta, se fue abriendo en ese descubrimiento personal sobre dónde era su lugar. “De grande, después de pasar por medicina, después de hacer un profesorado, en realidad descubrí que había algo mucho más profundo que una profesión, sino que había una vocación social de estar entre la gente”, destacó y explicó: “encuentro que soy plena en el encuentro con el otro, en el compartir las historias, en poder mirarnos a los ojos y y ver el sufrimiento de la otra persona”.
“Eso que le pesa, que le angustia, eso que no lo deja seguir adelante, creo que cuando uno hace un contacto íntimo con esas realidades, es muy difícil irse y volver a su vida normal dejando eso ahí”, afirmó enseñando con claridad su sentir.

Una reflexión sobre Jorge Bergoglio y el ser uno mismo, en cualquier circunstancia, la llevó al siguiente recuerdo: “en una de sus homilías, siendo papa, pone un ejemplo de un grupo de jóvenes que estaban construyendo un salón comunitario en Villa Soldati y él dice como la riqueza que tenían más allá de lo que estaban haciendo, de la obra que iba a hacer para el barrio, para sacar a chicos de la droga y demás”.
El llamado a “poner el bien común por delante”
Agregó, que el entonces Sumo Pontífice dijo: “la riqueza del equipo era en que había uno que era peronista, el otro que era de izquierda, el otro que era judío, el otro que era católico. Eran todos jóvenes unidos por un mismo fin”, mencionó y “ahí está. Yo era parte de ese grupo, en ese momento íbamos con la Pastoral Universitaria de Buenos Aires y era algo hermoso”.
Entonces, en la entrevista que puede repasarse en nuestro canal de Youtube: @3200deportes: “creo que es importante esto de dejar las diferencias de lado y poner al bien común o el bien por delante. Es algo que se construye”, afirmó y mencionó a los que hacen “Volando Alto”: “por un lado, tenemos la gente con la que trabajamos, que nosotros le llamamos nuestros protagonistas. Es esa persona que asistimos con los programas y demás”.

“Después están los voluntarios y por otro lado la gente que nos aporta, que confía en nosotros y que nos da una mano”, valoró también y enfatizó: “hay muchas maneras de ayudar, empezando por el voluntariado, después con la donación de cosas”.
Cómo ayudar: www.donaronline.org/volando-alto-ong/volando-alto-por-los-ninos
Ahí pueden encontrar los contactos de los integrantes, aunque destacó que lo mejor es “acercarse a los centros. Cuando alguien quiere colaborar o lo que sea, hoy en día les decimos: ‘acércalo al centro’ porque también es una forma de que el concordiense se acerque a esas realidades, de que vean que los chicos están, que el centro está”, contó y completó: “es muy fácil comunicarse con nosotros de manera personal y siempre tenemos las puertas abiertas para el que quiera acercarse, así sea con una donación, a conocer o un voluntariado”.
Dándole oportunidades a los que no la tenían
“Nosotros estamos acompañando a 220 chicos del asentamiento de La Blanca y de Benito Legerén”, precisó y admitió: “somos una organización todavía muy chica, aunque nos hicimos bastante conocidos por esto del premio ‘Abanderados de la Argentina Solidaria’ y demás, pero la verdad es que la tres cuarta parte de nuestro trabajo es a pulmón total y necesitamos que los concordienses aporten y nos hagamos cargo de la situación en la que estamos”.

Luego, interpeló: “tenemos que hacer un llamado a repensarnos como sociedad. A mí me asombra que nos cueste hacernos cargo de la realidad. Estamos entre las ciudades más pobres del país, tenemos un 69,2% de chicos en situación de pobreza infantil. O sea, estamos en un colapso estructural que es tremendo”, recordó.
En Concordia, según su experiencia, “nos pasa mucho que no hay profesionales que puedan atender a los chicos, entonces tenemos un montón de chicos que tal vez tienen patologías, trastornos y demás y tal vez tienen 10, 11, 12 años y todavía no se sabe qué es lo que tiene”, lamentó y explicó que “eso repercute muchísimo en el aprendizaje y para poder salir adelante tenemos que poner entre todos”.
“Siempre está esto de ‘que se haga cargo el Estado, es cuestión del Estado’. Estamos perfectos con eso, pero son personas las que están ahí. El chico no tiene la culpa de haber nacido en una familia que no tuvo oportunidades para salir adelante. Y nosotros siempre hablamos de que el mundo se divide entre los que tuvimos oportunidades para poder salir adelante, estudiar, de poder tener un lugar caliente, un plato de comida, alguien que nos diga: ‘por acá sí, por acá no’”.

Aseguró que los que hoy reciben su apoyo “ya es la cuarta o quinta generación de pobres y no tuvo esa oportunidad. Y los chicos no tienen la culpa de absolutamente nada de lo que les pasa. No tuvieron la oportunidad de elegir, en realidad y de eso un poco se trata: de darles oportunidad de elegir y de conocer que hay otros horizontes posibles”.
Marcó que hay situaciones “muy duras, de mucha vulnerabilidad, muy difíciles de acompañar” y que, en muchas ocasiones, se torna difícil encontrar una solución. “Entonces, es hora de que los concordienses nos hagamos cargo de la realidad, de la ciudad que tenemos y poder hacer de que estos chicos puedan salir adelante. Si no nos ponemos a trabajar todos y poner un poquito de cada uno, esto va a seguir empeorando”, concluyó.
En conclusión, “no importa el color, la religión, la política, lo que sea. Ahí estamos todos por un mismo fin para abrazar a los chicos, para contenerlos y poder sacarlos adelante”, enfatizó y cerró diciendo: “nosotros soñamos con que esos chicos el día de mañana puedan tener una profesión, puedan estar haciendo lo que ellos deseen, que puedan concretar su proyecto de vida. Primero y principal que lo puedan soñar y después que lo puedan concretar”.