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Tenis

Houston, no tenemos problema

La concordiense Azul Pedemonti vive, estudia y compite en esa ciudad del oeste norteamericano. Su presente, acá.

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Azul Pedemonti es una amiga de la casa para “3200, el código del deporte”. Ha protagonizado un especial en la temporada 2021, desde las canchas del Club Victoria Park, en una de sus últimas visitas a Concordia. Fue, también, una de las invitadas especiales a “La Casona de 3200” y estuvo entre las principales deportistas de “Ases de 3200”.

“Siempre soy muy bienvenida con ustedes”, agradece cuando comienza la comunicación entre Concordia y Houston, Texas, Estados Unidos. No hubo problemas con esa ciudad norteamericana. Al contrario la tenista concordiense regala buen humor y seguridad en el camino emprendido hace casi 4 años cuando se fue a estudiar “Bussines and Marketing” en la Universidad de Houston.  

“Siempre con una sonrisa, buena onda. Aunque quizás te ven y alguien que te conoce dice: no sabés lo que es cuando tiene mala onda”, se le planteó desde “3200, el código del deporte” y, en complicidad, Azul respondió: “Seguramente mi mamá del otro lado dice: pero si tiene un humor esta mujer. Suerte que ustedes me conocen esta versión”, dijo entre risas.

A continuación, el diálogo completo en el programa radial donde repasó su presente entre el estudio, la competencia, su experiencia laboral en el verano estadounidense y su orgullo por representar al país en el exterior.

-¿Cómo viene este año para vos, sin respiro verdad ya que no volviste a Concordia?

-Tal cual, este es el décimo mes del año que estoy acá en Estados Unidos. Hoy por hoy, estoy de nuevo en la Universidad, en Houston, pero durante el verano estuve trabajando en un club de tenis de New York donde la pasé todo el tiempo, desde mayo y hasta agosto. La experiencia me encantó y ahora ya estoy de nuevo en mi tierra, vamos a decir. Ya estoy acostumbrada a estar en Houston.

-¿Cómo vas con los estudios?

-Estoy en bussines y marketing, en el último año de la carrera. Si Dios quiere, me recibo el año que viene y por ahora vamos bien. Ya hablé con mis consejeros que es la gente que más o menos te guía para ver qué clases tomar y en qué tiempo. Vengo bien, debería terminar el semestre que viene, por ahí se extiende un poco más y tenés una o dos materias más y se te extiende para el verano del año que viene pero hasta ahora vengo bien. Si todo sale bien este semestre, me quedarían 5 materias para el semestre que viene y me graduaría.

-Pasa rápido, rapidísimo.

-No se puede creer. Yo miro para atrás, en el 2019 cuando vine y era todo tan nuevo, un mundo completamente nuevo para mí. Te digo la verdad, no me reconozco ni a mí misma. Lo que he cambiado y crecido personalmente, no solamente como deportista acá, es un cambio abismal. Te digo que, hasta si me preguntas detalles de mi primer año, yo ni siquiera me acuerdo, parece que fue hace 10 años atrás. El cambio y todo lo que aprendés en el camino es increíble.

No solamente eso, sino que cada vez la vuelta se va haciendo menos pesada. Hoy por hoy, te digo que me quedé un año y no es no que extraño a mi familia: “ma, yo te extraño, pa te extraño también”, pero 100% se me hizo más común, más algo de todos los días. Aparte, la forma en que pasa el tiempo sinceramente no lo sentís. Al estar ocupado todo el tiempo, no lo sentís el paso del tiempo.

-¿Cómo fue la experiencia de dar clases de tenis en New York?

-Conseguí el trabajo en New York por medio de otro amigo. En realidad hay un chico que juega al tenis y está en la Universidad que es de Concordia, “Chelo” Rodríguez. Gracias a él conseguí el contacto que me ayudó a conseguir este country. Me contacté con el director del club, me hicieron una entrevista, me aceptaron y la verdad que fui como medio en cero. Nunca había tenido una experiencia como coach, siempre estuve del lado del jugador. Es completamente distinto estar del otro lado y ahora entiendo a mis pobres coach el dolor de cabeza que han tenido conmigo.

Di clases de todo tipo, desde chiquitos hasta adultos. La manera de enseñar es un poco distinta a la de Argentina. Acá en los clubes es como que se reserva un tiempo y te dicen: “mirá, yo quiero jugar” y eligen al profe para hacer clases particulares o lo que sea. No es tanto como en Argentina. Acá se trabaja mucho de lunes a domingos sin parar.

Estuve en grupo de chiquitos, en un campamento durante el verano, y le di a adultos también. Como experiencia fue un desafío, me largaron a la cancha así como llegué a New York. De a poquito te vas soltando, vas adquiriendo un montón de experiencia.

Creo que fue sumamente positivo y, hoy por hoy, creo que me ayudó como deportista y hasta como jugadora porque hoy veo cosas dentro de la cancha que quizás antes no las veía y hoy sí, con un ojo más de coach.

-¿Te gustó ese rol como para dedicarte en un futuro?

-Con humildad te digo que se me dio bastante fácil, creo que le encontré la vuelta y se me dio con bastante facilidad lo que es el tema coaching pero no sé si es algo que yo me dedicaría en un futuro sólo por el hecho de que el tiempo demandante es muchísimo. Como te digo, trabajábamos de lunes a domingos, sin parar. Había días que trabajamos 8 horas de corrido en cancha. De corrido es que te metés a una hora y salís de la cancha a las 8 horas, no tenés un break en el medio. Es sumamente demandante en tiempo y consume mucho tu parte física porque, generalmente, acá los miembros, los socios del club, quieren jugar a la par tuya, a tu nivel.

-¿Cómo va el año como jugadora, la competencia qué tal? ¿Y cómo es ser parte del equipo de la Universidad que, visto a la distancia, se muestra muy unido?

-Acá cambia mucho eso porque el tenis siempre fue considerado, y es considerado así, un deporte muy solitario a lo que refiere dedicarse a jugar profesionalmente. Pero, una vez que entrás, a la Universidad te das cuenta que tenés un equipo, que estás jugando para una Universidad y no te sentís tan solo. La verdad que para mí fue un cambio positivo estar dentro de un equipo. Siempre me consideré un persona que tenía que hacer un deporte individual. Cuando llegué acá venía con esos hábitos de cuando jugaba torneos solamente para vos.

Acá es completamente distinto. Todo el equipo sale perjudicado si pierde aunque vos ganes. Puede darse la realidad de que vos ganes tu partido pero el equipo pierde y vos perdiste. Es así. Eso, principalmente, fue lo que me cambió un montón. Nos apoyamos mutuamente.

-Salvando las distancias, es como estar en un equipo en un Juego Odesur, Panamericano, Olímpico y la Fed Cup.

-Exactamente, como cuando jugás para tu país. Es una cosa así. Ahí vos tenés una bandera, acá tenés un logo, un escudo, que jugás para la Universidad. Eso también se aplica a la parte del entrenamiento. Si yo soy la única que puede entrenar al 100 por 100 y mis compañeras no lo entrenan vamos a perjudicarnos todas. Por eso nos apoyamos mutuamente. En lo que es la relación con el equipo es genial, tengo un equipo estupendo. Nos llevamos sumamente bien.

-¿En lo personal cómo te sentís en lo deportivo? ¿Encontraste un nivel con el que estás conforme?

-Para nosotros, de enero a mayo es la temporada. Es la parte importante donde tenemos que hacer lo mejor posible para jugar los nacionales, que es el torneo objetivo de todas las universidades. A principios de año me fue bastante bien, jugué singles 3 en mi Universidad (en total son 6 singles). También jugué con mi compañera de España que somos el dobles 1 (3 dobles en total). Nos fue bastante bien en el dobles. Personalmente me fue bastante bien. Creo que voy avanzando a medida que pasa la temporada, a medida que voy jugando más partidos y entrando más en ritmo. Lo malo es que eso en algún momento termina y, en mi caso, no continúo jugando durante el verano y eso te corta muchísimo la racha de juego y es difícil volver a la competencia. Cuantas más competencias tenga, mejor.

-Volviendo a Concordia. ¿Tenés contacto con la información  de lo que pasa con deportistas concordienses?

-Cuando mis amigas me preguntaron por la entrevista, yo les dije que a mi ciudad lo veo con ustedes y lo he visto desde que arranqué a competiré: en Concordia siempre tuvimos potencias. Siempre hubo jugadores, atletas de todo tipo, que resaltaron. Somos una ciudad con muchísimos atletas de muy alto nivel que no se ve en todas las ciudades del interior.

También le dije a mis amigas que Concordia siempre fue muy apoyada de personas como ustedes que están siempre encima de nosotros, todo el tiempo súper activos en redes sociales. Yo, de la forma que me entero, es gracias a ustedes. Obviamente no sé detalles de la vida de cada deportista pero que se conocen, se conocen sin dudas.

-¿Sentís que un poco representás a tu ciudad, tu gente y a tu país y si te va bien queda la puerta abierta?

Sí, 100 por 100. Siempre sentí que tenía que representar a mi ciudad, de algún modo. Siempre lo hice con muchísimo orgullo eso de decir que soy de Concordia, que soy del interior. Creo que decir que sos del interior por ahí te da más mérito aún porque tenés que hacer el doble de esfuerzo para llegar a algunas instancias que no todo el mundo lo puede hacer.

Soy una privilegiada y lo voy a ser siempre porque siempre pude hacer medianamente lo que me propuse. Obviamente con la ayuda de muchísima gente, especialmente de mis papás, mi familia entera me apoyó muchísimo. Gracias a ellos me siento una privilegiada porque, hoy por hoy, estoy acá gracias a ellos.

 Azul agradece a cada momento, transmite optimismo y muestra esa siempre bien ponderada capacidad de adaptación que los argentinos poseen. Así crece dentro de las canchas, en la formación universitaria que va adquiriendo y en los vínculos y experiencias personales que va cargando en su mochila de recuerdos y viajes. Una verdadera embajadora de Concordia.

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