Seguinos en nuestras redes

Radio

Una mirada sistémica a la psicología deportiva

El licenciado Esteban Caprarulo destacó, para sus intervenciones, el rol de entrenadores, dirigentes y la familia.

Publicado

el

El licenciado en psicología deportiva Esteban Caprarulo lleva una década y media desarrollando su labor profesional en Concordia. Sólo un impasse por estudio y trabajo lo alejó: “Me fui a estudiar y en el 2010 volví y decidí aplicar la Psicología Deportiva en mi ciudad”, empezó diciendo.

Antes que nada, en el inicio de la charla con el programa radial de “3200, el código del deporte”, se reconoció como un amante del deporte. “Siempre lo practiqué y eso hizo que busque algo relacionado a seguir en contacto. Tuve una experiencia, hace muchos años cuando no era común (95 ó 96), con un psicólogo deportivo, varias veces en donde entrenábamos”. 

“Eso se ve que me dejó una marca, trato de revisar por qué elegí la profesión y creo que eso fue que me marcó porque cuando decidí estudiar psicología dije que quería ser psicólogo deportivo”, admitió sobre esos encuentros con Harry Leibovich al que recordó que, años después, lo volvió a encontrar en un Seminario de Ciencias Aplicadas al Golf, en una Facultad de Buenos Aires. 

Admitió, que en la actualidad sigue habiendo “una falta de profesionales de psicología deportiva. En cuestión clínica está cubierto, pero falta en psicología deportiva para seguir haciendo ese trabajo de llevar a los clubes el deporte. No es todo culpa del dirigente o el entrenador. Es también falta de nosotros tener esa presentación”, sostuvo.

Escuchar y ser incluido 

“La gran habilidad para nuestro trabajo tiene que ver con la escucha”, asintió al ser consultado al respecto en la entrevista que puede repasarse en nuestro canal de Youtube: @3200deportes. “Pero, previo a eso, hay un tiempo de confianza que es necesario para que pase. Dependo mucho de ese respeto, de ir despacio”, consideró.

Su base, donde ya lleva 11 años trabajando, está en la escuela de tenis que conduce el profesor Martín Labella. “A veces me olvido de esto del tiempo para la confianza, porque en la escuela de Tenis hace 11 años los chicos ven un psicólogo deportivo en la cancha. Intervengo, estoy con los profes y los puedo llamar afuera. En tanto, cuando voy a otro deporte me olvido de todo esto que tengo que volver a reconstruir eso”, repasó sobre sus prácticas.

El balance que hace, inmediatamente después, es positivo para su profesión: “De 2010 a hoy, he ido logrando esa integración en los equipos, entender qué rol ocupa el psicólogo deportivo, esos temores que tiene el deportista, entrenadores y dirigentes sobre qué hace un psicólogo deportivo ahí”, explicó y contó que “romper con esos pensamientos o cambiar esas ideas de que el psicólogo está para la locura o si yo no estoy mal por qué debería tener un psicólogo. Lleva su tiempo, pero es más rápido de lo que uno espera. Depende mucho del respeto de ese tiempo que uno está compartiendo con el deportista”.

En tanto, mencionó que “el que viene al consultorio ya viene con una motivación para hacer la consulta. En los inicios, años atrás, no saben bien por qué fueron o lo mandaron. Ya hicieron todo lo que podían hacer. Me encanta que lo digan, les pido porque también vamos construyendo la confianza. Y también si no seguimos trabajando está muy bien, no creo que la psicología sea para todos. A veces, no es ese momento, tal vez es más adelante”. 

Sobre sus experiencias desde que regresó a Concordia, repasó que ha acompañado a la primera de rugby del Club Salto Grande y que “mi primera experiencia en equipos fue en el básquet de primera de Estudiantes, temporada 2010/2011 con el profe Gustavo Pato De Benedetti, un entrenador increíble. También estuve en Capuchinos y en Libertad participé de dos regionales: uno que se cortó con la pandemia y después volvía a estar en el siguiente”.

“Más allá del deportista”

El profesional reconoció que, en ocasiones, a la psicología deportiva se la relaciona exclusivamente con el rendimiento directo del deportista. “Es una gran parte de nuestro trabajo. El 80% de mi trabajo tiene que ver con el deportista directo”, dijo y aclaró que no es lo único. 

“Después trabajo con entrenadores, dirigentes y consultas de padres, en menor medida. A veces, el deportista no viene, pero sí los padres y estoy hablando del caso de deportistas menores de edad”, argumentó y profundizó: “desde mirada más sistémica, el trabajo del psicólogo deportivo va más allá del deportista. Por eso el rol de los entrenadores, los mismos dirigentes y la familia ocupan un lugar importante en nuestras intervenciones”. 

Definitivamente, entonces, ratificó que su trabajo “va más allá” del deportista. No obstante, marcó que “también tenemos métodos de observación, de bajarlo cuantitativamente, pero es verdad que somos un poco difícil de medir hasta que viene el deportista que dice: ‘me ayuda, me sirve, me siento mejor, voy resolviendo más, estoy resolviendo estas cuestiones’. El deportista es el que presenta el trabajo, no los resultados”.

“Me interesa mucho la dirigencia”

Destacó que, en las instituciones deportivas, “hay, cada vez, menos resistencia” al trabajo que puede desarrollar un psicólogo. “Tengo, cada vez, más contactos con dirigentes y entrenadores con pedidos de charlas, de ir a trabajar con equipos, pedidos de dirigencia para ir al club. Está más aceptado y los veo mucho más receptivos a los dirigentes”, elogió.

¿Por qué habló especialmente de los que conducen los clubes y entidades deportivas? Caprarulo respondió así: “Me interesa mucho la dirigencia a mí, en esa mirada sistémica, porque el dirigente es el que toma las decisiones más importantes, de mucho poder en el buen sentido y de responsabilidad. Lo dijo con el mayor de los respetos. No es fácil el rol”. 

Comentó, al respecto, lo siguiente: “cuando estaba en algunos lugres de cancha trabajando, viendo que la gente lo hacía muy bien, la pregunta que me salía era: cómo pasa esto, por qué pasa esto que está tan bueno. Hay profes, pero hay una dirigencia atrás que busca la manera, los han seleccionado o han llegado de casualidad, pero están conectados para que eso paso”, reflexionó y remató diciendo que los dirigentes fueron “creando las condiciones para que esos profes sigan desarrollándose dentro del club. Son los que seleccionan los que van a estar a cargo del proyecto deportivo”.

La importancia del deporte en Concordia

Caprarulo está en constante contacto con deportistas, familiares, entrenadores, dirigentes y otros integrantes de los clubes. Ese contacto directo le permite describir al deportista concordiense: “es súper apasionado. El deporte de Concordia, con el que estoy en contacto, tiene una importancia enorme en el día a día para su vida. Entonces, la cantidad de escuelas deportivas, el interés de los padres y de los chicos por ir a hacer un deporte, la cantidad de entrenadores, la cantidad de deportes que hay en Concordia es enorme y demuestra lo importante que es”.

“Eso, en relación con la psicología, ocupa un lugar enorme en la formación y en el bienestar del día a día. Salgo de la competencia, del rendimiento. A veces, tenemos una semana de mucho trabajo y no pudimos ir a hacer nuestro deporte y no me siento bien”, describió y siguió: “llevada esa importancia al período adolescente, donde a mí me toca trabajar mucho porque hay mucho interés, mucho sueño por llegar a un rendimiento muy alto, ahí donde se pasa por esas ganas de hacer lo que hacen los referentes, hay mucha ansiedad, exigencia, frustraciones. Es una etapa movida porque es muy importante”, planteó.

“Trato de acompañarlos en el detrás de escena”

Repasó, antes de finalizar, algunos deportistas de alto rendimiento con los que trabajó y mencionó el caso del tirador con arco Tomás Tisocco: “es un deportista con el que tuve mucho recorrido, en un deporte que no es común para mí. Me empapé un montón con él, un deporte espectacular, muy lindo, súper accesible para todas las edades, aparte de poder competirlo, tener buen rendimiento y que se practica acá en Los Yaros”. 

A continuación, reflexionó sobre su rol en relación al deportista: “el deporte tiene tantos momentos difíciles, entonces trato de acompañarlos en el detrás de escena porque, cuando ganan, es más fácil acompañarlos y hacer presencia con ellos, pero hay momentos que es más difícil y hay que estar en el detrás”. 

Y cerró hablando algo que, recientemente, se charló en una conferencia a la que asistió. “Hablábamos del error y qué lugar ocupa. El error es parte del aprendizaje, es verdad y se nos hace falta decirlo, pero tenemos que comprometernos mucho más porque después no nos gusta el error y perder. Todos podemos pensarlo y lo decimos pero, después cuando suceden las cosas en un entrenamiento o una competencia, nos olvidamos de esa frase”, marcó finalmente.