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Básquet

La amistad que se forjó con la épica de Estudiantes Concordia

Hernán Laginestra y Alejandro Elizalde, juntos como en el Verde. Recordaron el ascenso, lo que vino después y su presente.

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Ambos transitan momentos similares. Acaban de poner fin a ciclos de trabajos donde estuvieron cómodos, mostraron lo mejor de sí y han recibido muestras de respeto y cariño por lo hecho.

“Poder decir adiós es crecer”

Hernán Laginestra, la semana pasada, confirmó que no continuará en Peñarol de Mar del Plata. Alejandro Elizalde, en tanto, interrumpió su tarea como coordinador del básquetbol en el Centro Ex Alumnos Capuchinos ya que con su familia se radicarán en Paraná.

“Era algo que veníamos hablando con mi señora y mi familia. Eran opciones laborales de mi mujer precisamente, de un posible traslado. Bueno, ese traslado llegó oficialmente hace dos meses así que, el 3 de junio, nos estaríamos trasladando a Paraná”, reveló en el inicio de la entrevista concedida a “3200, el código del deporte”.

La falta de entusiasmo inicial, según admitió, se fue convirtiendo paulatinamente. “Ahora ya estamos un poquito más concientizados e inclusive un poco entusiasmados. Lo tomamos como un desafío”, destacó Elizalde quien recordó que su familia se conformó en la ciudad: “estamos muy bien acá, los dos chicos nacieron acá, son concordienses”.

Sobre el CEC dijo: “obviamente tuve que renunciar al Club. La verdad que veníamos haciendo un trabajo bastante lindo, se pudieron juntar bastantes chicos, hay más chicos en el club y es un trabajo que tuvimos que interrumpir por esta cuestión lógica”, indicó. Poco después, Capuchinos anunció que Ariel “El Pulpo” Blanc es el nuevo coordinador del básquet y que Iñaki Garat es el asistente en las categorías chupete y premini.

“Vamos a ver. Todavía no hablé con mi agente, estamos descansando, estamos en Concordia visitando amigos, estamos relajados, esperamos disfrutar la estadía”, dijo Laginestra a su turno al ser consultado sobre cómo seguirá su camino en el básquetbol tras dejar “la banca caliente”, como él mismo definió, en Peñarol.

A la hora de repasar su estadía en Mar del Plata, distinguió dos momentos: “cuando llegué, creo que fue el 4 de diciembre de 2023, el equipo estaba último y bastante comprometido porque perdían partidos, casi que no podían competir y, con algunos cambios en el roster, pudimos acomodar lo deportivo. Se llegó a un quinto juego con Quimsa para terminar entre los ocho mejores y la campaña fue muy buena”.

El segundo momento, fue así para el coach: Este año tuvimos muchos problemas para armar el equipo. El club tenía muchas deudas y la verdad que los agentes no estaba muy interesado en poner jugadores ahí y la verdad que se nos complicó muchísimo. Arrancamos solamente con cuatro fichas mayores, de nueve disponibles, una ventaja enorme, perdimos puntos, muchos puntos al principio por eso. También, tuvimos que rellenar el equipo con cinco extranjeros, cosa que yo ni el manager queríamos,

En definitiva, “las cosas a mi modo de ver se complicaron por el anhelo que tenía yo, porque nunca estuvimos entre los últimos puestos, siempre estuvimos de la mitad para arriba o peleando”, destacó y más adelante completó: “entiendo que no pude hacer jugar el equipo como a mí me gusta por un montón de cuestiones”.

La amistad entre ambos

Laginestra llegó al “Verde” concordiense cuando la subcomisión de básquet integrada por Mario “Yoyi” Siebzenher, Enrique Agosti, Hugo Ballay Pablo di Biase habían comprado una plaza de lo que era la Liga Federal o Liga B a lo que era el TNA (Torneo Nacional de Ascenso) que actualmente se llama Liga Argentina.

Entonces, Cristian Cadillac, un amigo en común, le recomendó que contactase a Elizalde que estaba trabajando en el minibásquet.  “Jugamos un partido amistoso acá de local y Ale vino, se acercó y me dijo: ‘mira, ¿querés que te lo filme el partido? Te lo grabo’. No lo íbamos a grabar y le dije: ‘bueno, gracias’. Ya ahí me di cuenta lo que me había dicho Cristian y lo invité a que sea mi primer asistente”, recordó.

“¿Cómo hago para para poder tomar el trabajo, para ser aceptado sin tener que decir cosas que no sabía?”, fue la pregunta que el entrenador oriundo de Villaguay se preguntó antes de aquel primer encuentro con el nacido en el Partido de General San Martín.  “Lo primero que se me ocurrió decirle es que iba a tener total apoyo mío. Me acuerdo de la frase que le dije: ‘que iba a estar espalda con espalda con él’ el tiempo que dure esto, que no tenía experiencia en el alto rendimiento, en la categoría pero que me gustaba aprender y que iba a aprender rápido”, precisó.

Amplió que en esa reunión: “busqué el lado humano, la parte de contención de un asistente a un entrenador, sobre todo un entrenador que viene de afuera”, reveló y amplió: “siempre menciono la paciencia que tuvo Hernán conmigo para poder relegar un poco la parte técnica. Él no necesitaba un amigo, necesitaba a alguien que le diga qué hacer en esta situación, qué hacer en esta otra”.

Y vaya si lo lograron. “Gracias a Dios los dueños del equipo me lo permitieron y empezamos a trabajar juntos, hicimos una amistad y fueron seis temporadas donde pasaron cosas muy grandes que no estaban planeadas”, agregó Laginestra destacando el rápido ascenso a Liga Nacional como un ejemplo de eso que no era lo propuesto por la dirigiencia.

“Todo ese trayecto lo hice con Ale y con Jorge Fuerte, que creo que hacía la planilla y el reloj el día que jugaban las inferiores y también lo sumamos como jefe de equipo; con Aníbal Morán de preparador físico. Hicimos un gran equipo”, calificó y agregó el nombre de Osvaldo Dotto.

Sobre el utilero, resaltó: “fue una persona muy importante en todo el ascenso, que también estuvo en el cuerpo técnico. Él, con mucho compromiso, creo que tenía una infección en el pie y no se quiso bajar, viajó a Corrientes igual (para las finales) y estuvo con nosotros”.

Sobre Orresta: “súper confiable, equipista”

“Alejandro y Hernán, la verdad que son dos personas increíbles, que tuve la suerte de compartir varios años y que he aprendido muchísimas cosas dentro y fuera de lo que es el básquet”, dijo saludándolos para @3200deportes en radio el tucumano Sebastián Orresta, exbase de Estudiantes y de actual presente en el básquetbol de Brasil.

Laginestra devolvió la asistencia radial diciendo: “es una persona especial, en todo sentido, porque es un jugador que se despoja de cualquier lucimiento personal para que funcione el equipo. Es un tipo desinteresado en ser una figura y es también especial por toda su bondad, su carisma”, elogió.

“Realmente fue un acierto muy grande haberlo traído a Estudiantes cuando era muy joven y él logró ganarse todo el respeto y todo lo que nosotros le dimos. Súper confiable, super equipista y lo disfrutamos mucho”, cerró sobre el armador que llegó por primera vez a Concordia con menos de 20 años.

Volviendo a su estadía en la institución cuyo estadio “Gigante Verde” está ubicado en la esquina de Santa María de Oro y San Luis, afirmó: “acá pasé momentos inolvidables, no solo el ascenso. Haber clasificado al Súper 4 de Corrientes con los equipos más importantes de la Liga Nacional y muchas cosas más”, afirmó y amplió: “no te olvides que acá perdió Campazzo, Deck, Herrmann. Fueron situaciones muy grandes”.

En definitivo, en la LNB “también hicimos temporadas geniales. Hemos ganado partidos que muy pocos pensaban, pero sobre todo siguió la misma idea defensiva y la misma idea de jugar en equipo, pasarse el balón. Fueron años de donde se vio muy buen básquet y en aquella Liga venían extranjeros poderosos”, marcó y completó: “nosotros tuvimos a Dar Tucker, Justiz Ferrer, Lee Robert. Teníamos jugadores realmente importantes, así que sí, en la A se pudo seguir con la misma idea”.

“El colectivo puede más que algún nombre”

Sobre el que la prensa ha calificado como la última gran final del ascenso del básquet nacional, afirmó: “me acuerdo mucho, de muchas cosas, partidos puntuales, jugadas puntuales”. A modo de ejemplo: “Gamboa metiendo un triple de 8 metros desde el eje del campo, ahí también una penetración con efecto arriba de dos jugadores, Lee Roberts agarrando un rebote clave también, Moya con un recupero ante Gordon James, el americano de San Martín, faltando muy poquito para terminar el partido. También, Alejo Montes”.

“Yo recuerdo a todos los jugadores de ese equipo porque, en definitiva, quedó demostrado realmente que el colectivo puede más que algún nombre o alguna individualidad o una billetera que pueda fichar los jugadores más importantes del momento”, reflexionó mostrando una de las filosofías de trabajo que ha defendido en cada club que estuvo.

Ese juego colectivo, dada tranquilidad a él y su cuerpo técnico y desconcertaba a los rivales: “no sabías el día del juego quién iba a ser la figura porque, en realidad, era primero un equipo. Además, nosotros valorábamos mucho un montón de cosas que no tenía que ver con anotar”, confió a modo de otra definición sobre su estilo de conducción. “A lo mejor Fioretti hacía un gran trabajo defensivo, en el diario salía que había hecho cuatro puntos, pero había sido clave para anular un rival. No anotaba mucho, pero muchas veces era el mejor jugador del equipo. Igual que Alejo Montes”, explicó.

“La guerra” del 5 vs. 5 en los entrenamientos

Elizalde amplió: “en la construcción de esa unidad, de ese equipo, hay un montón de factores que intervienen. Uno de ellos fue el armado del equipo, como consecuencia había dos quintetos muy fuertes en la semana para entrenar”, dijo y marcó: “cuando nos tocaba el cinco contra cinco, era una guerra y muchas veces sentimos, cuando fuimos al partido, que el entrenamiento, el cinco contra cinco, era más fuerte que el del partido”.

“Por eso en los partidos de local, muchas veces, dominábamos como dominábamos, porque realmente en la semana ese cinco contra cinco era durísimo y fue algo que yo copié de Hernán en el armado de mis equipos cuando me tocó dirigir: de poder tener como entrenador la tranquilidad de que, en la semana, se entrene bien”, ponderó.

Ahí, el ahora exentrenador del “Milrayitas” agregó: “de ese campeonato (2012/2013) hay muchas cosas que podría decir, pero fue importante un partido. Creo que San Martín el único partido que pierde de local es el quinto juego de la serie final y nosotros llegamos también con cancha invicta. En la primera rueda, cuando nosotros visitamos Corrientes, ellos nos ganaron por 15 puntos”, dijo y agregó: “ya la segunda rueda acá en Concordia, le ganamos y le mandamos mensaje. Ese partido, me parece cómo se fueron dando después las cosas, fue importante porque nosotros sabíamos que le podíamos ganar y ellos ya nos respetaban”.

“Y también déjame acotar que, en los últimos 2 minutos de estos partidos que son definitorios, cuenta mucho lo sólido que llegués, la mentalidad que tengas y lo vivido anteriormente cuenta para que estés con una buena cabeza. Estar cómodo en un momento incómodo. Todo eso hace que vos puedas ofrecer tu mejor versión”, enseñó.

Lo de aquel ascenso ocurrido hace 12 años fue “una alegría para la ciudad, para el club, para los simpatizantes de Estudiantes y para los amantes del básquet y de otros deportes”, reflexionó Jorge Fuerte, el jefe de aquel equipo, para “3200, el código del deporte”. “Cómo se ponía la cancha, cómo lo vivía la ciudad, los comentarios en todos lados donde iba se respiraba básquet, como que era el deporte número uno en la ciudad”, marcó.

“No lamentarse de lo que pasó que ya no está”

En parte, lo que pasó para Elizalde también tuvo que ver “con el apoyo de la gente y cómo los jugadores salían a la cancha a partir de ese contexto, así que siempre muy agradecido”, dijo y Laginestra agregó: “Me acuerdo que era hermoso esperar el día del juego y realmente agradecerle a toda la gente que pagó la entrada, con mucho esfuerzo, a los dueños del equipo que hicieron básquet y realmente le pudieron regalar a la ciudad muchos años de profesionalismo, de alto rendimiento y de un deporte tan bonito como el básquetbol”.

Otra reflexión aportó el primero: “por ahí no lamentarse de lo que pasó que ya no está, sino recordarlo, por lo menos nosotros lo recordamos siempre disfrutándolo y las cosas que nos acordamos es más que de disfrute de lo que pasó que de lamento de que lo que pasó ya no está más”.

“Las cosas no duran eternamente. Era algo, por ahí, quizás complicado desde lo económico desde de mantener, lo hemos hablado en varias oportunidades. Quedarnos con el hermoso proceso que vivimos a lo largo de la estadía, sobre todo de Hernán acá en Concordia”, cerró finalmente.

El entrenador de aquella gesta aportó: “creo que se formó una comunión muy grande, las tres patas de la cuestión funcionaron a pleno: la dirigencia, dueños, jugadores y cuerpo técnico, sumado al público”, mencionó y agregó: “creo que esa comunión va de las dos partes, de lo que ofrece el equipo dentro de la cancha que contagia y del público que hace la localidad realmente tremenda como la tenía Estudiantes en ese momento”.

“Tuvimos la suerte de disfrutarlo en Concordia y como dice Ale, hay que acordarse de esa época contento y recordarla como una gran estadía mía acá y con todo lo que la gente se acuerda, que muchas veces uno piensa que el público o el espectador, el hincha, cuando pasan los años se van olvidando, pero de las cosas puntuales se acuerdan y por eso mismo hay que recordarlo con felicidad”, finalizó.