Cultura
“Bar Scattone. Almas errantes”, historia de una emblemática esquina concordiense
En febrero pasado se proyectó, por primera vez, el documental que recupera una parte de lo que fue el día a día en el reconocido bar familiar, ubicado en la intersección de las calles A. del Valle y Sarmiento.
“Era un lugar de encuentro para montones de personas, que tenían un espacio donde expresarse, compartir, informarse; eso, por un lado. Por otro, también tenía su toque de lugar muy pintoresco, detenido en el tiempo”, relata el artista Ladislao Salvini, uno de los productores de la película que se estrenó este año, en el espacio cultural Pueblo Viejo.
Este corto, no tan corto, que dura una hora, surgió del encuentro de dos amigos, Salvini y Luis “Moroco” Blanc, quienes guardaban imágenes, como recuerdo, del día en que el Bar Scattone cerró sus persianas para siempre. Imágenes de las que desconfiaban, por su calidad devenida por los años; pero que fueron el puntapié para recuperar anécdotas de un lugar que disfrutó mucha gente de nuestra ciudad: por ejemplo, entre otros hitos, fue donde se redactó el documento fundacional de MOMO, la agrupación que retomó los festejos del Carnaval Popular hace más de 20 años.

Blanc, director y productor de esta idea, quien vive en Alemania actualmente, y quien tiene amplia experiencia en el mundo audiovisual, fue reuniendo al resto del equipo durante sus viajes a Argentina. Las partes dramatizadas están a cargo del actor Tomás Ferrer; las ilustraciones y animaciones son del dibujante e ilustrador Oscar “Tucho” Salarí; la música es de Darío Martínez; y como actor de reparto hace su aparición el dibujante, pintor y ceramista, Sebastián Cañete. También tuvo una importante participación Lalo Labella, realizador audiovisual y operador técnico de cámara y edición.
A través del recorrido que va haciendo Ferrer, como un alma errante, como un testigo que ya no está, se van descubriendo algunos lugares de épocas anteriores, como el Mercado Municipal Central, que se situaba enfrente del Bar, que reunía a muchas personas y donde había abundante movimiento.

Salvini asegura que están muy conformes con la respuesta que recibieron por parte del público; sobre todo, recuerda la emoción y los comentarios positivos de dos señoras de apellido Scattone, que eran familiares de los dueños del Bar, y que asistieron a la presentación. “Eso es lo importante, que la gente sienta algo interno, y que se le mueva algo”, dice el productor.
El objetivo de los creadores de “Bar Scattone. Almas errantes” es que la película “siga girando” hasta que se agoten los espacios de Concordia, y recién ahí, empezar a proyectarla en otras ciudades de la provincia.
Un bar que antes había sido pensión. Un bar donde había un televisor, del que se veía poco. Un bar que tenía sus paredes adornadas con camisetas de fútbol. Por donde pasaron artistas, deportistas, parte de la bohemia de la ciudad. Un bar que después cerró y se convirtió en bicicletería. Un bar que fue tan distinto a lo que es ahora. Un lugar que cuando lo nombramos, sabemos de qué estamos hablando. Un bar que formó parte de la salida cotidiana de varias generaciones. Un bar que, en 2025, es de película.

“La gente que iba al Bar Scattone, cuando cerró, sintió la falta de algo; eso ya no existe. Lo que hay ahora son otras alternativas. Hay que ir buscando otros espacios de encuentro, o creándolos”, confiesa Salvini.
Pronto, durante abril, el documental tendrá lugar de proyección en la Fundación MAGMA (Alberdi 119). Habrá que aprovechar la oportunidad y viajar en el tiempo por un momento.
