Seguinos en nuestras redes

Boxeo

Un club que pelea por crecer

La palabra de Francisco Barreto, presidente del Concordia Boxing Club, sobre el origen, el presente y el primer gran logro deportivo de la institución.

Publicado

el

Un club no nace de un día para el otro. Mucho menos cuando se trata de una institución que apuesta por un deporte históricamente exigente, pero profundamente formador como el boxeo. En 3200, el código del deporte, el presidente del Concordia Boxing Club, Francisco Barreto, visitó el piso de Oíd Mortales Radio para compartir la historia, el presente y los sueños de una entidad que se fundó el 27 de septiembre de 2018 y que hoy empieza a cosechar sus primeros frutos.

Cuando la pasión de la infancia marca el rumbo

En primer lugar, antes de meterse de lleno en la vida institucional, Barreto repasó su vínculo personal con el boxeo, una relación que nació en la infancia, de la mano de su abuelo. “Mi lazo con el boxeo arrancó de muy chiquito, con mi abuelo, mirando las películas de Rocky que siempre me encantó”, recordó. Sin embargo, su camino deportivo estuvo marcado durante muchos años por el básquet, disciplina en la que se formó y compitió en distintos clubes de Concordia.

Recién en 2017 decidió calzarse los guantes. Tras algunas experiencias iniciales, encontró en el boxeo tradicional —el del guanteo, sin patadas— el lugar donde realmente se sentía cómodo. Ese recorrido lo llevó a conocer a Fabián Monzón y, a partir de charlas, miradas compartidas y una misma idea sobre el deporte, comenzó a gestarse el sueño de crear un espacio propio.

“Surgió la idea de hacer un espacio nuestro”, contó. Allí fue clave el acompañamiento de Gabriel Enguelberg, abogado y amigo personal, quien le dio forma legal al proyecto. Así nació formalmente el Concordia Boxing Club, convirtiéndose en el primer club de boxeo constituido jurídicamente como Asociación Civil en la costa del río Uruguay, en la provincia de Entre Ríos.

El club como espacio de contención

La elección de ese camino no fue casual. Barreto se reconoce hombre de club desde siempre. “Yo nací, crecí y me formé en clubes. El club a mí me formó directamente, casi más que el colegio”, afirmó, destacando el rol social que cumplen estas instituciones: contener, educar, generar vínculos y alejar a muchos chicos de la calle.

En ese sentido, el Concordia Boxing Club se instaló en el barrio Lesca, compartiendo espacio con el Club Templeley, donde con esfuerzo y trabajo conjunto se fueron realizando mejoras edilicias importantes. “Hoy en día está muy lindo el club comparado con lo que nos encontramos cuando arrancamos”, señaló Barreto, valorando la ayuda de vecinos, dirigentes y empresas locales.

Pero si algo define al club, según su presidente, es el compañerismo. “Esto se fundó para compartir un lugar, con la excusa del deporte que nos gusta. Se habla de boxeo, de fútbol, de la vida… es una excusa para hacer actividad, mejorar la salud y pasarla bien”.

Las clases están a cargo de Danilo Méndez, ex boxeador, y se dictan en distintos horarios durante la semana, con una propuesta abierta tanto a quienes buscan una práctica recreativa como a aquellos que sueñan con competir.

Una velada para no olvidar

Ese sueño empezó a hacerse realidad el pasado 5 de diciembre, cuando el Concordia Boxing Club tuvo su primer debut oficial en un torneo interclubes. “Fue una alegría gigante, uno de nuestros sueños cumplidos”, expresó Barreto. El protagonista Ayrton Senna, un pibe del semillero del club que, tras más de dos años de entrenamiento, subió por primera vez al ring y ganó su pelea.

“Más allá del resultado, lo importante era cumplir el objetivo: subir a un chico del club y hacerlo debutar en el deporte que ama”, remarcó. El logro no solo fue deportivo, sino simbólico: marcó un antes y un después para la institución.

De cara al futuro, el norte está claro. “La idea es hacerlo pelear lo máximo posible, sumar más personas y seguir mejorando el club”, explicó Barreto, pensando ya en el 2026. Entre los avances más destacados aparece un ring desmontable, diseñado especialmente para adaptarse al espacio del playón, una muestra más de creatividad y compromiso.